Descripción
Madre nuestra, Madre de Dios,
por tu hágase se hizo carne su palabra.
Tu sí sencillo y total al amor
nos engendra a la vida de Dios.
Tu pobreza transparenta la riqueza que es Dios
tu silencio habla claro de su amor.
Despojada de ti misma eres llena de Dios
atrajiste su mirada sobre ti.
Eres virgen porque vives sólo del Señor,
el tesoro de tu corazón es Él.
Eres cauce que conduce al encuentro con Dios
tu mirada es reflejo de su amor.
Conocerte es rozar el corazón de Dios,
y sufrir por cada hijo de su hogar,
ser fermento que contagia y engendra al amor,
a multitudes bajo tu calor vital.