Descripción
Escuchar a Dios, conversar con él, tratarle como a un amigo… es lo mejor que me ha pasado en la vida. !Qué cierto es que su Palabra no acalla nuestros deseos, ni los desecha!
Un deseo que nos acompaña siempre es el de la felicidad: nuestro corazón está hecho para la vida, para el amor y para la felicidad. Cuántas veces nos hemos sentido como el sediento que busca un pozo en medio del desierto… o como el águila enjaulada, que anhela volar.
He podido ver en mi vida y en la de muchas personas, cómo la Palabra de Dios ha logrado encausar fuerzas, responder interrogantes y llenar corazones.
Su voz sigue resonando ahí donde hay un corazón inquieto… basta con querer oir y sencillamente, estar ahí, para escuchar.
Que en cada canción puedas encontrarte con tu Dios y que su voz ilumine, purifique y plenifique tus deseos.
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